El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha celebrado como un paso en la “dirección correcta” la autorización dada por Estados Unidos al gigante energético Chevron para operar en Venezuela a pesar de las sanciones, pero ha abogado por el levantamiento total de las restricciones financieras impuestas a su país.
Las licencias que Washington ha concedido a Chevron y otras empresas “van sin duda en la dirección correcta, aunque no son suficientes para lo que Venezuela está exigiendo, que es el levantamiento completo de todas las medidas coercitivas unilaterales sobre la industria petrolera”, dijo Maduro en una rueda de prensa.
El gobierno estadounidense permitió a Chevron reanudar parcialmente la extracción de petróleo y gas en Venezuela minutos después de anunciar un segundo “acuerdo parcial de protección social para el pueblo venezolano”.
A Chevron se le ha permitido reanudar las operaciones en las cuatro empresas que posee con el gigante estatal venezolano Petróleos de Venezuela (PdVSA), aunque debe asegurarse de que la empresa estatal no reciba ingresos por sus ventas de petróleo.
Esta autorización se produjo inmediatamente después de la firma de un acuerdo entre el gobierno venezolano y la oposición para liberar tres mil millones de dólares venezolanos congelados en el extranjero por las sanciones, que se utilizarán para proyectos sociales.
“La idea de sacar a Venezuela del circuito económico mundial fue una mala idea, una idea extremista de Donald Trump, y están pagando el precio porque Venezuela es parte de la ecuación energética mundial”, dijo el presidente Maduro.
“Le duela a quien le duela, tenemos que estar ahí, somos una gran potencia petrolera y vamos a ser una potencia gasística”, añadió, recordando que apenas unos días después del inicio de la guerra en Ucrania, el 24 de febrero, Washington, preocupado por el aumento de los precios del petróleo, había enviado una misión a Caracas para negociar.
En mayo, Washington ya había permitido a Chevron “negociar” su posible reanudación de operaciones en Venezuela, lo que suponía una primera salida del embargo al petróleo venezolano impuesto por Washington en 2019 con la esperanza de derrocar a Nicolás Maduro.