Al presionar para que se reduzca la producción de petróleo, Arabia Saudí ha tensado su ya difícil relación con EE.UU., pero es poco probable que se produzca una ruptura entre ambos socios en un futuro inmediato, según los analistas.
El 5 de octubre, la Opec+ -los 13 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opec), encabezados por Arabia Saudí, y sus 10 socios, encabezados por Rusia- decidieron reducir drásticamente sus cuotas de producción, con el fin de apoyar la caída de los precios del crudo.
Un aumento de los precios también ayudaría a llenar las arcas de Rusia, que depende de sus ventas de hidrocarburos para financiar su guerra en Ucrania, que invadió en febrero.
En un contexto de inflación mundial y aumento de los precios de la energía acelerado por la guerra, y mientras los estadounidenses se preparan para votar en las elecciones de mitad de mandato de noviembre, la decisión de la Opec+ ha provocado la ira de la Casa Blanca.
“Habrá consecuencias por lo que hicieron con Rusia”, advirtió el martes el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sin dar más detalles.
Funcionarios de Arabia Saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo, rechazaron las acusaciones de connivencia con Rusia contra Occidente, descartando cualquier “dictado”.
El jueves, el Ministerio de Asuntos Exteriores saudí aseguró que la decisión de la Opec+ estaba motivada por “consideraciones económicas” para “proteger la economía mundial de la volatilidad de los mercados del petróleo”.
Para la Casa Blanca, Riad “puede andarse por las ramas, pero los hechos son sencillos”.
“La relación entre Estados Unidos y Arabia Saudí ha pasado por períodos de intensa tensión en el pasado”, señala Anna Jacobs, analista del International Crisis Group. Pero la crisis actual representa “una fractura pero no una ruptura”, subraya: “La realidad es que Arabia Saudí y Estados Unidos se necesitan mutuamente.
– Reyes de los traidores –
En julio, Joe Biden visitó Arabia Saudí, donde saludó al príncipe heredero Mohamed bin Salmane, provocando la indignación de las ONG internacionales que acusan a esta monarquía conservadora del Golfo de graves violaciones de los derechos humanos.
Antes de ser elegido presidente, el propio Biden había prometido convertir a Arabia Saudí en un “paria”, especialmente a la luz del asesinato del periodista y crítico saudí Jamal Khashoggi en el consulado de su país en Estambul en 2018.
El objetivo de la visita de Biden a Arabia Saudí era conseguir un aumento de la producción de petróleo. En vano.
Miembros de su Partido Demócrata acusaron entonces a los saudíes de ser los “reyes de los traidores” y de haber “engañado” al presidente estadounidense.
Algunos legisladores estadounidenses también han intentado reavivar el apoyo a un proyecto de ley para exponer a la Opec+ a demandas antimonopolio. Otros han pedido a la administración que revise la presencia militar estadounidense en Arabia Saudí.
Pero tales medidas “amenazarían con romper las ya tensas relaciones, lo que aumentaría la presión para que subieran los precios del petróleo y los combustibles”, advierte Torbjorn Soltvedt, de la empresa de inteligencia de riesgos Verisk Maplecroft.
“La reacción más probable es la que ya hemos visto: declaraciones contundentes de los responsables políticos (estadounidenses)”, afirma Ellen Wald, autora de Saudi Inc, una historia del gigante energético Saudi Aramco.
– Muy sólido” –
La asociación entre Estados Unidos y Arabia Saudí, que se remonta a la época posterior a la Segunda Guerra Mundial y que a menudo se describe como un acuerdo de “petróleo por seguridad”, ha estado marcada por diversos desacuerdos, como en el conflicto palestino-israelí o el acuerdo nuclear con Irán, el gran rival regional de Arabia Saudí.
Los saudíes también han salido escaldados por la tibia respuesta de Estados Unidos tras los ataques a instalaciones petroleras en 2019 reivindicados por los Houthis en el vecino Yemen, rebeldes respaldados por Teherán.
En este contexto, Ali Shihabi, analista saudí cercano al gobierno, advierte contra una “respuesta excesiva” de los estadounidenses a la decisión de la Opec.
En su opinión, sólo acelerará la búsqueda de Arabia Saudí de “diversificar sus relaciones militares, no sólo con China y Rusia, sino también con Francia, el Reino Unido, India y Pakistán, e incluso con Brasil y Sudáfrica”.
Pero los funcionarios saudíes son tranquilizadores. En una entrevista concedida el miércoles a la cadena estadounidense CNN, Adel al-Jubeir, secretario de Estado de Asuntos Exteriores, afirmó que la relación entre ambos países no estaba “rota”. “Lejos de eso, es muy sólido”, dijo.